Cómo elegir los nombres de los personajes de tu novela

La elección del nombre de los personajes es fundamental para que los lectores sientan cercana tu novela

La creación de los personajes va a ser clave para que tu novela atrape. Sus inquietudes, gustos, preocupaciones, sus rasgos físicos… Todo es determinante. Pero, ¿qué pasa con los nombres? ¿Cómo los elegimos?

En esta entrada voy a contarte cómo conseguir que tu novela resulte más sencilla de leer gracias a los nombres de los personajes. Y ya sabes, cuánto más fácil resulte más probabilidades habrá de que la gente la disfrute de inicio a fin. Dicho esto, vamos al lío:

Lo primero que tienes que plantearte es el mundo en el que se desarrolla. Si es actual será más sencillo porque lo conoces mejor. En el caso de que sea la antigua Roma o Grecia te animo a explorar los nombres que se usaban en aquella época. Y en el caso de que construyas un mundo ficticio deberás echar a volar tu imaginación. Hazlo acorde a la historia que estás contando. Vamos a verlo con ejemplos.

Pónselo fácil a los lectores

Evita nombres demasiado populares

Es bueno jugar con nombres que resulten cercanos, pero tampoco nos pasemos. Piensa en la gente de tu entorno. ¿Cuáles son los nombres más comunes? En mi caso, María, Paula, Carlos y todos los derivados de Jose. Por eso tiendo a evitarlos. Al igual que tampoco me gusta utilizar nombres de mis familiares.

Busca nombres sencillos que vayan acorde con el lugar en el que se ambienta tu novela.

Esto quizás sea algo más personal, pero a mí me ayuda a alejarme de ellos para construir mi propia historia. Si a ti también puede servirte aprovéchalo.

Y como te harás a la idea, así consigo descartar un número considerable de nombres. Créeme hay muchos más de los que nos pensamos. Por eso, en La canción de nuestro verano llamé a la protagonista Inés. Es un nombre conocido, pero que apenas se repite en mi entorno.

Nombres cortos

Cuanto más corto sea más fácil será de recordar. Si tienes en mente un nombre largo siempre puedes recurrir a un diminutivo o apodo. La cuestión es que la gente lo lea fácil. Lo mismo te sucederá con tus amigos. Seguro que a los que tengan nombres compuestos o muy largos buscarás la forma de abreviarlos.

Es lo que hice yo con Despertar en Soria. En ella aparecen Eduardo y Fernando. Entonces, decidí que solo se les llamase por el nombre completo en situaciones puntuales. En el resto de la novela se identifican como Edu y Fer. Así ahorramos espacio y energías contando lo mismo.

Pronunciación sencilla

Por favor, huye de los nombres que tengas que leer tres veces para saber cómo se pronuncian. Ralentiza mucho la lectura. Otra cosa es que tengas un personaje que venga de otro lugar y tengas que llamarle así. En ese caso lo mejor que puedes hacer es buscarle un diminutivo o un apodo que sea fácil de recordar.

Entonces, si introduces un nombre un poquito más complicado que sea por un motivo. En mi segunda novela decidí que la antagonista se llamase Úrsula. Es un nombre más largo y con una sonoridad más pronunciada. No resulta tan sencillo como Edu, Olga, Fer, Lidia o Sebas. Lo hice con esa finalidad. Así el lector la veía con rabia desde el inicio.

Los nombres largos y/o compuestos ralentizan mucho el ritmo de lectura.

Ah, otra cosa. Voy a contarte un truco que utilizo. Para saber si un nombre es fácil o difícil de pronunciar le entrego el borrador a mis iaios (ambos superan los ochenta). Pasados unos días les pregunto por la trama. Si veo que les cuesta decir algún nombre sé que tengo que cambiarlo.

Sonoridad acorde con la trama

Los nombres tienen que resultar acordes con el lugar en el que se desarrolla. Por ejemplo, si está ambientada en Bilbao juguemos con algún nombre de la zona. Ayudará a que los lectores lo ubiquen mejor. Eso no quiere decir que todos los nombres deban ser vascos. Apliquemos el sentido común.

Si hemos creado un mundo de ficción usemos nombres que resulten del mismo universo. Por ejemplo, vamos a fijarnos en Harry Potter: Harry, Ron, Hermione, Draco, Albus, Neville, Rubeus, Minerva, Severus… Al escucharlos resultan cercanos, todos llevan al menos una vocal y podríamos conocer a alguna persona que se llamase así.

Elige tus propios nombres

Cada personaje con una inicial

Este detalle lo descubrí hace unos meses gracias a un podcast de literatura que escuché. Y me marcó. Por una razón evidente: leemos tan rápido que necesitamos que el texto sea lo más sencillo posible.

Pongamos por caso que los personajes de mi nueva novela se llamasen Marcos, Mariano, Mauricio, Marcelo, Carol, Carmen, Candela y Carmina. Acabo de escribirlos y he tenido que volver a leerlos. Pensaba que había repetido alguno. Y no. Son tan similares que a simple vista confunden.

Fíjate en que en tu lista de personajes no se repita la misma inicial.

Por eso huye de repetir la inicial del nombre, salvo en casos puntuales. Por ejemplo, Sergio y Samanta. Empiezan por la misma letra, pero no se repite ninguna más. En ese caso se podría pasar por alto.

Te confesaré que en La canción de nuestro verano tuve que hacer un cambio. Tenía a Lola y Luka. Fíjate, son dos nombres de cuatro letras que empiezan y terminan igual. La novela ya estaba terminada y en la fase de revisión descubrí este truco. Así que cambie Luka por Flavio. Más sencillo para la gente. Sé que digo mucho esa frase, pero necesitamos que se nos grabe a fuego.

Diminutivos

Si decides que tus personajes tengan nombres compuestos busca la forma de abreviarlos. En ese caso, solo di el nombre completo en casos excepcionales. Quizás, cuando le pidan un documento o algo similar.

Mira, hace unas semanas entrevisté a Andrea Neiva. Escribió una novela en la que aparecía un personaje llamado Juan Ignacio. Para hacerlo más sencillo decidió que le conoceríamos como Juani. Y creo que todos salimos ganando. Imagínate que cada interviniese apareciese su nombre completo. Se haría muy pesado.

Apodos

Si decidimos buscar apodos deben ir acorde con la trama. Por ejemplo, el Imbécil, Susana Bragas Sucias o el Orejones son personajes que encajan muy bien en Manolito Gafotas. Es una novela infantil cuya ambientación y contexto da pie a ello. Y causó mucho impacto.

Para nuestras novelas podemos crear apodos que vayan acordes con los personajes y la trama. Algo que lo haga original. Puede ayudarnos sobre todo cuando nos dirigimos a un público juvenil o infantil. En novela adulta puede darse el caso, pero es menos habitual, salvo cuando introducimos a delincuentes.  

Si tienes alguna duda o quieres que te ayude a publicar tu libro escríbeme un email a info@uisocrespo.com y te responderé encantado. Te dejo también el enlace a la newsletter semanal por si quieres recibir contenido de valor sobre la escritura, la publicación y promoción.

No te puedes perder:

¡Llévate mi nuevo ebook gratis!

5 pasos para ver tu libro en los medios

Suscríbete a mi newsletter y consigue este fantástico ebook para empezar a dar a conocer tu obra. ¡TOTALMENTE GRATIS!